Afónica

He vuelto a casa afónica, no se por qué, pero siempre me pasa cuando trabajo de maestra, y eso que solo estoy "observando", pero sin querer supongo que estoy hablando más de lo normal y enseguida lo sufre mi garganta. Hoy me he centrado en observar a un niño, lo llamaré Jordi, que se sienta al lado del escritorio de la maestra porque se distrae facilmente. Se distrae facilmente con las activities o tareas que no le interesa, pero con las cosas que sí le interesa, se sienta en su silla y lo hace tranquilamente. Por ejemplo, para llengua tenían que completar dos páginas que entre todos se había repasado y dado las respuestas. No había forma de que él empezara a trabajar, tenía un palito en la mano y estaba pintándolo con su lapiz. Dos veces le quité el palito y se lo guardé en su mochila. Al final solo terminó una cuarta parte de una de las dos páginas, y eso con mi ayuda. Sin embargo, cuando hicieron plástica, pintó de lo más bien, sentado todo el rato, algo que para él suele ser dificil, y cuando terminó pudo dibujar (dibuja muy bien) otro dibujo para luego pintarlo con acuarelas.  La maestra está que no sabe que hacer para estimularle la atención y claro no puede ponerse solo con él cuando tiene una clase entera para enseñar.
La maestra me comentó que lo bueno de este colegio es el apoyo de las familias; el apoyo que dan a los profesores y el apoyo que les dan a sus hijos para inculcarles la importancia del colegio y los estudios. Ella me dijo que en el colegio dónde trabajaba antes de venir a este, los padres no se involucraban para nada, todo lo contrario, no apoyaban al maestro ni a sus propios hijos en los estudios, entonces eso resultaba bastante frustrante a la hora de enseñar.  La escuela tenía un profesorado jóven y con ganas de emplear  nuevas metodologías pero que los niños no aprendían porque los padres no valoraban la educación. En este colegio el apoyo de las familias es evidente en los alumnos que van contentos y quieren aprender.
Me gusta el hecho que la clase sea multicultural: hay niños procedentes de Sudamerica, África, China y Japón. El aula une, las barreras de prejuicios se rompen, no hay "ellos" solo hay "compañeros". Yo estoy acostumbrada a estudiar y trabajar en aulas con este riqueza de diversidad y creo que beneficia a todos los alumnos.